10.05.2011

La Luna y mi amada

Una vez mas subiendo una historia que escribri en mi epoca escolar... si no me equivoco fue hace 7 años o un poco mas (así que perdonen la falta de sintaxis y etc)... me siento irremediablemente viejo.
Bueno, comparto esto con ustedes, los pocos que leen este blog y espero les agrade esta historia.
Saludos

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La Luna y mi amada
Escrita por Hernán Micaël Jimenez Cruz

Luna, pequeño astro. ¿De cuantos romances ha sido testigo?, ¿a cuantos desconsolados haz abrigado en tu mortecina luz?, y sin embargo, y a pesar de todo, nos abrasas con tu luminosidad y descubres nuestros cuerpos que trataban de perderse en la oscuridad, y siempre estas allí.
Si, esta es mi amada, gracias por alumbrarla, bajo tu luz parece mas bella, pero a pesar de todos nuestros esfuerzos, pareciera no estar aquí, desde hace un tiempo que no me habla, y a pesar de tener sus ojos en mi dirección no me ve, ¿me puedes responder porque?, se que lo sabes, no es necesario que calles.
¿Como?, ¿que como la conocí? Bueno, es una larga historia en realidad, ¿tienes tiempo?, claro que tenemos tiempo, tenemos toda la noche.
Bueno, todo comenzó un día de invierno, yo caminaba de vuelta a mi hogar, no importa de donde venia, el día estaba nublado y las gotas de agua danzaban en caída libre para luego jugar a la ronda en las posas. Me encanta la cuidad en esa época, es el único momento en que la ciudad parece limpia, es el único momento en el cual todos parecen estar atento a lo que piensan sobre si mismos.
Como iba diciendo, iba caminando bajo la lluvia, fui al centro de la cuidad, es un centro muy pequeño, pero muy amigable, y en las panaderías de vez en cuando aparecía un panadero deteniendo su labor para mirar melancólicamente por el ventanal, ven a la gente pasar con sus paraguas, y por primera vez en el año están pendientes de un desconocido, pendientes para prestarles ayuda, acogerlos en el techo de su local, ofrecerles un café o algo así, de todas maneras el día era claro, por lo que el calor de la tarde solo se fundía levemente con el frió de la lluvia.
Otra vez me desvié del tema, ¿debo dejar de pensar tanto no?, ¿en que iba?, a si!, llegue al centro, y cerré saque el paraguas, y di vueltas bajo la lluvia, me sentía realmente feliz, baje al parque, parecía estar vació, corrí hacia el pasto, y di miles de vueltas, me senté en una banca, estaba mojada, pero daba igual, yo lo estaba aun mas, reí un poco y me estire para que la lluvia golpeara mi pecho y mi cuello. En ese momento escuche un sollozo, venia de muy cerca, recorrí los alrededores con la vista, pero no había nadie, y los sollozos seguían, venían de la antigua torre cerca de la estación de trenes, me acerque a la entrada, la puerta parecía haber sido forzada la cual con un silbido del viento se dejo arrastrar para darme la pasada.
Todo estaba muy oscuro, la madera estaba enmohecida y dejaba pasar con gritos de dolor las aguas por entre sus vetas y pequeños forámenes. Había una gran escalera, muy modesta pero imponente. Los gemidos seguían, ella debía de estar arriba, así que me encamine hacia arriba, subí lentamente tratando de no generar ningún ruido que interrumpiera el hipnotizante silencio de la edificación.
Luego de mucho subir aparecí frente al final de la escalera, llegue a una habitación que parecía chamuscada, había una chica llorando, y con un poco de nervios me acerque, pero me diviso al instante, y en un desesperado intento de no dejarse ver se alejo hacia una pared, la cual cedió y se dejo derrumbar para dar caída libre ha esta perdida flor.
Callo velozmente, el viento no la ayudo en su descenso, corrí hacia abajo por los escalones, a mitad del trayecto de deshicieron bajo mis pies, pero las tablas húmedas del piso aliviaron el golpe.
Me levante velozmente, una pierna no respondía bien, pero no me importaba, necesitaba saber si ella estaba bien, llegue hasta donde estaba ella, la tome en mis brazos y la lleve al lugar mas despejado de la plaza.
Luego de unas horas despertó a duras penas, me miro con interrogación y una sonrisa, de pronto sentí que algo calido corría mi cuello, eran sus brazos cortados a lo largo y su alma liquida brotaba como sabia de árbol. Alejo sus brazos con rapidez, y los volvió a entrelazar en mi cuello.
-No te preocupes -me susurro- estaré bien.
-¿Como podrás estar bien? ¿Vez lo que te has echo?- le replique nerviosamente.
-Si, ya no necesito nada más.
-¿Porque? - pregunte extrañado
-Porque te tengo a ti.
Me quede extrañado. ¿Porque habría dicho eso?
- Ya no soportaba mi vida, y le pedí a dios conocer a mi compañero a cambio de mi vida – dijo, Te amo- dijo rápidamente y dejo caer su cuerpo sobre mi, mientras clavaba sus ojos en los míos.
Poco a poco el día se convirtió en tarde, y eventualmente en noche. Sus ojos con el tiempo fueron nublándose poco a poco y su rosada piel pronto empezó a emblanquecerse, sus brazos cayeron de mi cuello, pero jamás aparto los ojos de mí, aunque creo que ya no me ve, pero no importa esta conmigo.
Y así llegue hasta aquí, esa es mi historia.
¿Que espero entonces me preguntas pequeño astro? Muy simple, espero que me vuelva a ver para poder decirle que yo también la amo.


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